La Neuropsicociencia en la empresa

Escucha y Coherencia Fisiológica: las llaves de las APTITUDES y ACTITUDES permanentes

¿Por qué a veces se desvanece tan rápido el efecto de los programas de desarrollo personal y directivo en los seres humanos?

Las empresas, ante un mercado globalizado, se ven sometidas a dificultades cada vez mayores para sobrevivir debido a la fuerte competencia. La innovación continua es el único modo de mantener una ventaja competitiva. Tiene poco sentido formar a empleados o concebir políticas de crecimiento y competitividad, si el equipo humano no es capaz de aplicar sus conocimientos de una manera eficiente.

Pretender determinados objetivos empresariales sin tener en cuenta un óptimo rendimiento personal y profesional de las personas que han de llevarlos a término y una buena gestión de las emociones, está, o bien condenado a un fracaso, o a una consecución de unos ratios de eficacia versus los objetivos muy por debajo de los deseados como óptimos.

En los últimos años y siendo conscientes las empresas de la necesidad de que sus directivos adopten actitudes y adquieran aptitudes para un óptimo autoliderazgo y, en consecuencia, una buena gestión de su equipo de colaboradores, han proliferado gran número de programas de desarrollo de habilidades personales y directivas. Programas de fomento de la inteligencia emocional, de coaching, de comunicación interpersonal o de control del estrés son una buena muestra de ellos.

Pero:

¿Por qué a veces se desvanece tan rápido el efecto de los programas de desarrollo directivo y desarrollo personal en los seres humanos?

¡Porque no hay realmente modificación de los niveles de conciencia si no existe escucha activa y Coherencia Fisiológica!

El estado de ansiedad que caracteriza a los directivos en la era actual disminuye sus capacidades perceptivas y de integración de los mensajes recibidos. Sin integración no hay posibilidad de cambio. Un estado despierto de conciencia y una buena gestión de las emociones, garantiza un avance en el proceso personal de crecimiento en todos los ámbitos, tanto en el desarrollo del potencial propio, como de la capacidad de trasladar este potencial al equipo de colaboradores.

“El oído sirve para algo más que oír. Oír no es lo mismo que escuchar.Oír es una sensación pasiva, involuntaria y no selectiva. En la escucha está la verdadera comunicación. Escuchar es la auténtica percepción y ésta es activa, voluntaria y selectiva. Escuchar es estar presente. Es una recepción. Sin escucha no hay integración cerebral de los mensajes recibidos”.