La Neuropsicociencia en las aulas

Educar a través de la escucha y el control de las emociones para optimizar el rendimiento

Health Managing Consulting Education

En la actualidad, y prácticamente en la totalidad de los centros docentes, existe una situación creciente de alumnos con dificultades de atención y concentración, dificultades que la mayoría de ellos vienen arrastrando desde el inicio de su escolarización. En la sociedad en la que nos toca vivir, el ruido, el estrés, los cambios constantes y las altas exigencias propician que nuestros escolares sufran la pérdida o disminución de la atención, repercutiendo, y a veces gravemente, en su futuro académico y muy posiblemente en su futuro existencial.

Nuestros programas  de OPTIMIZACIÓN DEL RENDIMIENTO PARA ESTUDIANTES nacen de la vocación de incrementar el nivel académico de los centros educativos de nuestro país y de la voluntad de que todos los estudiantes puedan acceder a una estimulación neurofuncional y a un aprendizaje sobre el control de las emociones que les permita potenciar su rendimiento.

¿Cómo podemos identificar un problema de escucha y de atención?

Los síntomas más comunes que se observan en niños y adolescentes con problemas de escucha y atención son:

En el lenguaje receptivo

  • Necesidad de que se le repitan las instrucciones.
  • Atención y concentración deficientes.
  • Distracción, inquietud.
  • Tendencia a interpretar mal lo que se le dice.
  • Dificultad para seguir o participar en conversaciones en un ambiente ruidoso.

En el lenguaje expresivo

  • Lenguaje lento, titubeante y mal articulado.
  • Emisión demasiado fuerte de la voz.
  • Actitud indiferente o negativa hacia la comunicación.
  • Falta de curiosidad.
  • Dificultad en la habilidad de organización y planificación.
  • Mala postura corporal.
  • Tendencia a aislarse o a evitar la comunicación en situaciones del ámbito social.

La presencia de alguno o de la mayoría de los síntomas induce a considerar que una deficiente escucha puede estar contribuyendo a la existencia de problemas de aprendizaje y de comunicación.

¿Cómo podemos identificar un problema de ansiedad y estrés en las aulas?

El estrés se define como la respuesta automática y natural del cuerpo ante situaciones que resultan amenazadoras o desafiantes. Por lo tanto, y ante todo, debemos entenderlo como una situación normal frente a una presión o una exigencia del entorno (en este caso, los exámenes). Pero si esta respuesta se prolonga y genera estados de ansiedad, se pueden ver resentidos el resultado académico y las relaciones personales.

La ansiedad ante los exámenes se constituye en un problema cuando ejerce un efecto negativo sobre el rendimiento. Muchos estudiantes fracasan por los niveles extremos de ansiedad que presentan ante un examen, y no por problemas de aprendizaje específicos.

La sintomatología que manifiestan los estudiantes ante la situación de examen es muy diversa aunque predominan, por un lado, las respuestas cognitivas tales como preocupación excesiva y pensamientos de autocrítica y por otro, las respuestas fisiológicas, que incluyen una variada gama de trastornos.

  • A nivel físico: alteraciones en el sueño, en la alimentación, dolores de cabeza o de estómago, paralización o hiperactividad, náuseas, sensación de opresión en el pecho, entre otras.
  • A nivel de comportamiento: conductas inadecuadas que agravan aún más el proceso de concentración, tales como fumar, comer o dormir en exceso, pasar muchas horas mirando televisión o con el ordenador, o cualquier otra conducta que nos alejemos del problema de enfrentar la situación.
  • A nivel del pensamiento: pensamientos negativos, de desvalorización.

Un estado de estrés disfuncional puede generar algunas de las siguientes dificultades:

  • Disminución de la capacidad de concentración
  • Disminución de la atención
  • Problemas de memoria (tanto la de corto como de largo plazo)
  • Errores poco frecuentes en la resolución de problemas
  • Falta de objetividad en la autoevaluación
  • Falta de lógica y coherencia en los pensamientos