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La influencia del corazón en el cerebro

Lunes 2 abril 2012 12:48
Escrito por Rosó Marcellés Doménech

“El corazón tiene cerebro” y “La melodía que emite el corazón es preciosa”, son afirmaciones de Annie Marquier, matemática e investigadora de la conciencia, y Patrick Drouot, doctor en Ciencias Físicas, respectivamente, aparecidas recientemente en la contraportada de La Vanguardia. En ambas entrevistas se habla extensamente de uno de los conceptos de los que hemos hablado en este blog, la coherencia cardíaca y de la influencia de ésta en el bienestar y el rendimiento de las personas.

Marquier apunta que el corazón “contiene un sistema nervioso independiente y bien desarrollado con más de 40.000 neuronas y una compleja y tupida red de neurotransmisores” y, por tanto, de las conexiones existentes, ya sea a nivel neurológico, bioquímico, biofísico o energético, entre el corazón y el cerebro. Esta investigadora va más allá e incluso afirma que el corazón “cambia en función del estado emocional. Cuando tenemos miedo, frustración o estrés se vuelve caótico”. Esta idea coincide con la del Instituto HeartMath,creador de la tecnología emWave, que afirma que cuando la variabilidad de la frecuencia cardíaca, el tiempo en milisegundos que hay entre dos latidos, es armoniosa, con ondas amplias y regulares, la persona está en un estado de coherencia cardíaca, que se consigue con emociones y pensamientos positivos. También Patrick Drouot se muestra partidario de esta teoría de la variabilidad de frecuencia cardíaca atada a un estado en el que todo fluye, el de “coherencia neurocardiovascular”, como él lo nombra. En cambio, una variabilidad caótica está asociada con un estado de incoherencia o de emociones negativas, al agotamiento o el nerviosismo, por ejemplo, como cita Drouot.

Tanto Annie Marquier como Patrick Drouot coinciden en la importancia que el estado de coherencia tiene en el ser humano. Marquier concluye que “está demostrado que cuando el ser humano utiliza el cerebro del corazón crea un estado de coherencia biológico, todo se armoniza y funciona correctamente”; Drouot afirma que “cuando una persona está en coherencia es eficiente; cuando está en incoherencia y va hacia un estado de coherencia van desapareciendo cefaleas, reumas…”, e incluso nos ofrece una manera para conseguir este estado: respirar a través del corazón sentimientos de amor y autoestima, y promover los pensamientos positivos. Quienes conocéis la tecnología emWave ya sabéis de qué estamos hablando y que su uso permite aprender a conseguir llegar y mantenerse en este estado de equilibrio perfecto entre la mente, el corazón y las emociones con el que los científicos definen el término coherencia.

Lectura recomendada: Entrevistas Annie Marquier y Patrick Drouot

Educar en las emociones desde la infancia, la clave del bienestar en un futuro

Jueves 19 enero 2012 12:40
Escrito por Salomé Altimira Herce

Los adultos empezamos ya a ser conscientes de la importancia que tienen las emociones en nuestro desarrollo personal, bienestar y rendimiento físico y mental, y del papel que las emociones juegan en nuestra vida diaria, así como del valor añadido que es saber autogestionarlas para obtener lo mejor de nosotros mismos. Pero en este campo, es prioritario y a la vez urgente ir más allá y apostar por educar en las emociones desde la infancia, no sólo para que nuestras futuras generaciones gocen de un mayor bienestar, sino también para empezar a construir una sociedad mucho más autoconsciente, equilibrada y, por qué no, más feliz. Si nos preocupamos por su educación escolar, ¿por qué no podemos hacerlo por su educación emocional, si además de ella depende un buen rendimiento académico?

Uno de nuestros referentes, Daniel Goleman, se muestra contundente en este aspecto, afirmando que “a lo largo de la vida resultan esenciales una mayor autoconciencia, una mayor capacidad para dominar las emociones perturbadoras, una mayor sensibilidad frente a las emociones de las demás y una mejor habilidad interpersonal. Pero los cimientos de estas aptitudes se construyen en la infancia”. Los padres debemos ser guías y a la vez coestudiantes en el camino de aprendizaje emocional de los niños y proporcionarles la preparación interior necesaria para enfrentarse a los desafíos y a las oportunidades de la vida.

Linda Lantieri describe en su libro Inteligencia emocional infantil y juvenil las habilidades a desarrollar desde la infancia, con los padres como guías:
-Autoconciencia: enseñar a los pequeños a identificar los pensamientos y sentimientos y notar cómo influyen en las decisiones y las acciones.
-Autoconciencia social: identificar y comprender los pensamientos y los sentimientos de los demás desarrollando empatía y adaptándose al punto de vista de otros.
-Autogestión: dominar las emociones para que faciliten la tarea que se está realizando y no interfieran en ella, y hacer frente a los obstáculos que puedan aparecer.
-Toma de decisiones responsable: generar, ejecutar y evaluar soluciones positivas e informadas a los problemas y considerar las consecuencias a largo plazo de las acciones para uno mismo y para los demás.
-Habilidades interpersonales: expresar rechazo a las presiones negativas de compañeros y trabajar para resolver conflictos con el objetivo de mantener unas relaciones sanas y gratificantes con el resto del grupo.

Pero, ¿cómo pueden conseguir estas habilidades? Aprendiendo a reconocer sus emociones y cómo cambia su estado emocional ante situaciones concretas. El autoconocimiento de sus reacciones provocará que el niño, cuando se sienta invadido por emociones negativas, sepa reconocerlas previamente y tener herramientas que le permitan reaccionar ante éstas: ya sea mediante la respiración profunda, la evocación de imágenes positivas para crear nuevos anclajes en el cerebro, técnicas de relajación… Todas ellas, pero, deben basarse en la experiencia directa, es decir, si optamos por técnicas de relajación, el niño debe experimentar cómo la tranquilidad afecta a su cuerpo y a sus sentidos.

Ayudar a los niños a conocer y dominar sus emociones es una inversión de futuro. Lantieri afirma que los niños y jóvenes que poseen estas habilidades sociales y emocionales “son más felices, tienen más confianza en si mismos y son más competentes como estudiantes, miembros familiares, amigos y trabajadores”.  Si esto es cierto, el trabajo previo de educación emocional, vale la pena.

Lectura recomendada: Inteligencia emocional y juvenil, de Linda Lantieri.

Transcripción de la entrevista a Linda Lantieri, por Eduard Punset

Los tres cerebros: reptiliano, límbico y neocórtex

Lunes 21 febrero 2011 11:18
Escrito por Salomé Altimira Herce

Los tres cerebros

Los tres cerebros

En esencia, el cerebro humano consta de tres formaciones o cerebros independientes. Cada uno de estos cerebros posee su propia inteligencia, su propia subjetividad individual, su propio sentido del tiempo y el espacio y su propia memoria, además de otras funciones*. Estos tres cerebros son, en orden de evolución, el cerebro reptiliano, el límbico y el neocórtex. Los tres cerebros están interconectados a nivel neuronal y bioquímico y cada uno controla distintas funciones de nuestro cuerpo, afectando directamente a nuestra salud, bienestar y rendimiento personal, profesional o académico.

El  reptiliano regula las funciones fisiológicas involuntarias de nuestro cuerpo y es el responsable de la parte más primitiva de reflejo-respuesta. No piensa ni siente emociones, sólo actua cuando nuestro cuerpo se lo pide: control hormonal y de la temperatura, hambre, sed, motivación reproductiva, respiración… Por encima del reptiliano, tenemos el sistema límbico, almacén de nuestras emociones y recuerdos. En él se encuentra la amígdala, considerada la base de la memoria afectiva. Entre las funciones y las motivaciones del límbico están el miedo, la rabia, el amor maternal, las relaciones sociales, los celos… Por último, tenemos el neocórtex o cerebro racional, que es quien permite tener conciencia y controla las emociones, a la vez que desarrolla las capacidades cognitivas: memorización, concentración, autoreflexión, resolución de problemas, habilidad de escoger el comportamiento adecuado… es la parte consciente de la persona, tanto a nivel fisiológico como emocional. Para hacerlo más fácil y comprensible, agruparemos el primer y el segundo cerebro y lo llamaremos cerebro emocional inconsciente; y al tercero, lo llamaremos cerebro racional consciente.

Buena parte de responsabilidad en conseguir este estado de salud integral recae en la estructura llamada amígdala del sistema límbico, que condiciona nuestros sistemas ejecutivos y de autocontrol emocional (neocórtex), a la vez que condiciona nuestra salud física (reptiliano). Cuando el estrés se apodera de nosotros, la amígdala se activa, no funciona con normalidad y esta alteración provoca que el cerebro no procese adecuadamente la información sensorial que le llega a través, principalmente, del oído, y de otros sentidos. Es entonces cuando la persona reacciona con impulsividad y se bloquean las funciones del neocórtex: los sistemas ejecutivos y de autocontrol emocional, que influye negativamente en nuestro bienestar y, en consecuencia, en nuestro rendimiento.

¿Quién no se ha bloqueado ante una situación de miedo, angustia o estrés?

Lectura recomendada: “Desarrolla tu cerebro”, de Joe Dispenza.

Y la próxima semana… “Aptitud+Actitud+Acción”

*MacLean, P.D., “The Triune Brain in Evolution: Role in paleocerebra functions”, Plenum Press, Nueva York 1990.