Escrito por Rosó Marcellés Doménech
El ser humano no es sólo un ente biológico, es cuerpo, mente y emociones. El ser humano es un ser integral que para gozar de un rendimiento óptimo y máxima eficacia personal, profesional o académica, requiere que sus estados físico, mental y emocional actúen en equilibrio, coherentemente y en harmonía, o lo que es lo mismo, gocen de bienestar. La Organización Mundial de la Salud define el término bienestar como un estado de completo de bienestar físico, mental y social y no sólo la ausencia de enfermedad o dolencia.
El bienestar es entendido como el estado en la persona en el que existe un buen funcionamiento de su actividad somática y psíquica. Porque cuando hablamos de bienestar no sólo nos referimos a una buena salud física, sino también a una buena salud mental y emocional. Para gozar de bienestar físico es necesario tener bienestar mental y emocional; para tener bienestar mental, se requiere buena salud física y emocional; y cómo no, para el bienestar emocional se precisa un buen estado físico y mental.
Estos tres estados se entrelazan e interactúan en nuestro día a día ejerciendo una gran influencia en nuestro rendimiento y eficiencia. Si una persona tiene problemas en su vida familiar, este malestar personal se trasladará a su ámbito laboral influyendo en su rendimiento profesional; si un estudiante vive en un entorno familiar problemático, se verá afectado con toda seguridad su rendimiento académico; y así, sucesivamente en todos los ámbitos de nuestra vida, sea cual sea nuestra profesión o condición social. El deporte de alto rendimiento, lo tiene claro. Un mal día personal en el momento clave de la competición, puede condicionar y llevar al traste largas y duras jornadas de entrenamiento y de habilidades adquiridas.
Lectura recomendada: Porque somos como somos, de Eduardo Punset.
Y la próxima semana… “Pensamiento, emoción, sentimiento: tres conceptos, tres cerebros”